Antes de que el sol se atreva poner sus primeros rayos sobre el lago Azuei o Sumatre, ya que su nombre depende de cual lado se encuentre, y mucho antes de que se levante el primer centinela, ellos aguardan de manera impaciente del otro lado: ocho detrás de las rejas.
Se colocan por orden de llegada. Hay un aparente orden. Todas las miradas están puestas en un solo objetivo: el gran candado del portón de hierro que sirve de límite a los dos países.
Ahí comienza el afán, el desorden. Terminó el descanso para los miembros del Cesfront, los soldados del Ejército y las demás agencias del gobierno, como Aduanas y Migración.
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